Paqueta.
que tenía un brillito blanco en el lado derecho,
lo cual le daba efecto tridimensional;
una puertita chiquita de caramelo magenta que emulaba la madera
y dos ventanillas amarillas como ojos de gato salvaje.
Ella calentaba la pavita que avisaba cuando hervia con un silbido insoportable.
No tenía microondas y su heladera era ROJA. Una heladera vieja y bonita. ROJA.
Se tomaba un té de cereza, Teresa.
E invitaba a sus amigas Conchita y Manuelita a jugar a la generala
y comer masitas dulces y secas con mucho merengue.
Rara vez salía de casa.
Estaba feliz, sonrisita chiquita y cachetes sonrojados.
Teresa era una viejita dulce,
tan dulce que era siniestra.
Tejía su ovillo de lana crema, alimentaba a su canario naranja sol,
tenía un romance de violines y se ocultaba tras un confesionario.
Pobre Teresita. De pelo gris y ojos maleza.
Si un hombre juega mucho a la generala, es un jugador
ResponderEliminarSi un general juega mucho a la generala es un travesti