martes, 7 de julio de 2009

Cuando éramos tantos

Cuando éramos tantos

Cerré mil puertas. Guardé tantos recuerdos entre inútiles papeles. Tramité tanto. No pude evitar caer. Hice cosas que no quería. Evite mis deseos por miedos absurdos. Y pase demasiadas horas intentando quemar el tiempo que ahora encuentro intermitente.
Los rostros de algunas personas se esfumaron de mi memoria y no tendría que importarme ya que no se quienes eran. Pero me importa, porque en esta neblina y confusión que hoy llamo vida quedan aún pequeños rastros de ellos. Heridas que no cicatrizaron, frases inconclusas. Y me siento incompleta.

Recuerdo la infancia con un aire a inmensidad, inocencia fresca y aromas calidos. No conocía la soledad, no conocía la muerte. Rodeada de gente que amaba, anclé mis pies firmes en el suelo y pensé que así llegaría lejos. Las cosas fueron distintas. Quizás yo seguía firme en mi rol. Pero el tiempo pasaba, a veces muy rápidamente y a veces lentísimo. Y todo cambiaba: mi cuerpo, mi voz, mis experiencias y mis pensamientos. Todo se tornó confuso de la nada.
Sentada en un tren, del lado de la ventanilla, vi como la película corría. Yo inerte, la ventana intacta. El exterior era lo que parecía moverse, cuando en realidad era yo la que me movía, o mejor dicho, las vueltas de la vida me llevaban por caminos inciertos . Sin quererlo, crecí.

La adolescencia no fue una época de mi vida, yo la defino como cambio. Y los cambios son constantes y duraron hasta ahora. De hecho nunca se termina de madurar y lo que aprendí no fue suficiente para que me vaya bien. Los errores si me enseñaron lo suficiente, pero yo no quise aprender.

Esto no es un testamento, no es un discurso, no es un lamento.
Dejo con ustedes solo verdades, me sobraron ganas y tiempo para ser hipócrita. Y ahora son las ganas y el tiempo lo que me falta para ser sincera. Pero con esfuerzo al serlo y ahogándome en mis propios suspiros lo hago. Por que, amigos, no puedo dejarles más que verdades.

Todas las risas, los gritos, el tumulto, los llantos simulados, las mentiras, las humillaciones y los juegos. Todo murió. Me encontré con mi ignorancia. Y me encontré sola entre tantos desconocidos. Me encontré con que yo misma soy una desconocida para mi.






Pintó obsesión con el blog jaja.

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